A vegatas (con es nevazos, con las luces, el puto aire de puerto), me faría goyo de pillar es Pirineus e chirar-lo una miqueta pa cambiar-les la orientación.
No me extraña que desees hacerlo, creo que nos pasa a todos, o a muchos, cuando tenemos la cámara entre las manos, ves algo y piensas y si estuviera así, o la luz fuera más suave, o esa nube estuviera al otro lado, o esa rama no me fastidiara el encuadre. Como en todo o casi todo en la vida nunca estamos conformes... no es que queramos más, sólo algo diferente. La luz del atardecer de ese día fue espléndida y el resultado inmejorable.
Sólo puedo decir que las dos me parecen magníficas, una por el espectacular cielo y la otra porque esas montañas me han conquistado. También -nunca me acuerdo de decírtelo- que la de presentación me tiene enamorada desde la primera vez que entré en el blog... captas la belleza de instantes únicos de una forma magistral. Es un placer seguir tus trabajos.
No me extraña que desees hacerlo, creo que nos pasa a todos, o a muchos, cuando tenemos la cámara entre las manos, ves algo y piensas y si estuviera así, o la luz fuera más suave, o esa nube estuviera al otro lado, o esa rama no me fastidiara el encuadre. Como en todo o casi todo en la vida nunca estamos conformes... no es que queramos más, sólo algo diferente.
ResponderEliminarLa luz del atardecer de ese día fue espléndida y el resultado inmejorable.
Esas nubes que estaban al oeste sobre el Perdido y ya cuelgo la cámara, al menos por una temporada. Nunca estamos conformes, es cierto.
EliminarSólo puedo decir que las dos me parecen magníficas, una por el espectacular cielo y la otra porque esas montañas me han conquistado.
ResponderEliminarTambién -nunca me acuerdo de decírtelo- que la de presentación me tiene enamorada desde la primera vez que entré en el blog... captas la belleza de instantes únicos de una forma magistral. Es un placer seguir tus trabajos.
Muchas gracias, Elena.
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